Los diez mandamientos by Juan Luis Lorda

Los diez mandamientos by Juan Luis Lorda

autor:Juan Luis Lorda
La lengua: spa
Format: epub
editor: Ediciones Rialp, S.A.
publicado: 2015-04-29T16:32:33+00:00


5. El suicidio y la eutanasia

La vida es don de Dios. Eso piensa la tradición cristiana: Él la da y Él la quita. Nadie tiene derecho a quitar la vida a los demás. Y tampoco tiene derecho a quitarse la vida a sí mismo. Por eso es pecado el suicidio.

Los seres humanos somos tan débiles que, a veces, podemos estar tentados por la desesperación; porque se ha venido abajo nuestra fortuna, nuestros amores o nuestro futuro. Otras veces es una negra enfermedad la que nos hace considerar todo con desesperación, sin salida posible. Así sucede a veces con estados depresivos graves.

Hay que ser comprensivos y al mismo tiempo, hay que actuar bien. La moral no sirve para juzgar a los demás, ni para pensar mal de los demás, ni para creerse mejor que los demás. Es un camino para vivir. Y entre las cosas que uno tiene que aprender sobre el don de la vida es que no tiene derecho a quitársela. Incluso cuando le parezca que su vida no merece la pena. Saber que la vida es un don de Dios, también cuando se sufre, puede servir de ayuda en un mal momento.

En estas circunstancias de desesperación, ayuda mucho la compañía, el apoyo y la comprensión de los demás. También ayuda, claro, la fe en Dios y el saber que el sufrimiento tiene un valor delante de Él. Basta darse cuenta de que Cristo está en la cruz, para saber que el sufrimiento puede tener un valor redentor, y se puede vivir unido a Jesucristo. Quizá no es fácil tenerlo presente cuando se vive una grave tribulación, pero puede ser un consuelo, a medida que se madura en el dolor.

La vida está en manos de Dios. También al final. Hay que dejar que acabe naturalmente como empieza naturalmente. Esa es la tradición cristiana.

Se llama eutanasia a provocar la muerte a los enfermos. Puede ser por no verles sufrir; o simplemente por la prisa por quitarse un problema de encima. A veces, todo se mezcla. Pero la vida es sagrada y hay que tratarla con muchísimo respeto desde el principio hasta el fin. La medicina nació con ese compromiso —no matar y no hacer daño—. Esto forma parte del juramento hipocrático tradicional de los médicos desde la medicina griega.

Hay que aliviar al enfermo lo que se pueda, y evitar lo que se llama el ensañamiento terapéutico, que es la aplicación de medios desproporcionados para prolongar la vida; medios que dan más sufrimiento que alivio. Pero una cosa es hacer más de lo necesario y otra hacer menos de lo necesario; o mucho peor, procurarle directamente la muerte.



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